El miedo más grande que inunda la mete,
es aquél que susurra a tus oídos y es inadmisibles a
tus ojos
Autor@ desconocid@
12
de septiembre de 1973, había sido el día más traumatizante que me ha tocado
enfrentar, mi hermano mayor tenía 18 años y cursaba 1er año de la
carrera de Derecho cuando fue secuestrado por un grupo de alrededor de 10
militares armados y con pasamontañas. Y todo esto ocurrió delante de nosotros,
mi mamá gritaba y suplicaba por favor que no se lo llevaran y que no le siguieran
pegando a mi papá, el cual quedó inconsciente de tanto golpe, yo mirando todo
lo que ocurría, solo tenía 10 años, no podía hacer nada.
Al pasar los días una vecina le aviso a mi
mamá que mi hermano estaba de detenido en el estadio nacional, y llorando dice:
que estaba muy grave y se lo quieren llevar a Parral.
Mi papá y mi mamá fueron a ese lugar para
ver si le entregarían a su hijo, o dejar verlo, o saber del, pero nadie decía
nada, y así pasaron días, semanas y meses, mis padres siempre lo buscaron y
tenían la esperanza de volverlo a ver.
Pero lo que realmente me cambio mi vida
para siempre fue lo que ocurriría a aquella noche, llegué a casa agotado
después de jugar a la pelota con mis amigos, vi una nota encima de la mesa del
comedor que decía “Andamos donde tus tíos, llegaremos tarde”. Comí algo, me
duché, subí a mi dormitorio y me metí a la cama a dormir. De madrugada, sentí
un ruido que hizo que despertara asustado.
- ¡Mamá eres tú!, ¡papá eres tú! - nadie
respondió - ¡mamá! ¡papá! – nada - ¡quién anda ahí! - tuve la sensación de que algo
o alguien había pasado por encima de mi cama, pensé que puede ser el perro que
entro en la casa - ¡Bobby! eres tú - el perro estaba fijamente sentado sobre
sus patas traseras mirando desde afuera de mi ventana. Algo sonó al otro lado
de la puerta de mi habitación - ¿Quién anda? ¿Quién anda ahí? - pregunte, camine
hacia la puerta tenía la sensación de que lo que provocaba ese sonido hacía lo
mismo al otro lado justo antes de acercarme a la puerta, el sonido cesó el
silencio era sobrecogedor, muy despacio abrí la puerta, no había nadie, pero
sentí un olor fuerte a humedad y una brisa helada que rozo suavemente en mi
mejilla deslizándose muy despacio a través de mi cuello y espalda, estaba
totalmente paralizado había algo allí conmigo, pero no podía verlo a mis
espaldas, se sentían pasos en mi pieza, que caminaban hacia la cama de mi
hermano desaparecido ya hace 6 meses, el cubrecama se hundió como si alguien se
posara sobre ella. Bobby empezó a ladrar desde afuera como queriéndome advertir
de la presencia de un extraño, aquel sonido justo detrás de mí era evidente que
alguien más estaba conmigo en aquella habitación, el olor a humedad era cada
vez más fuerte y la temperatura bajó bruscamente, un temblor incontrolable
recorría todo mi cuerpo, comencé a girar, muy lentamente hasta que pude ver quien
estaba sentado sobre mi cama - no puede ser, no puede ser - no podía creer lo
que veían mis ojos.
-
¿Quién era abuelo?, ¿Quién estaba en la cama?
-
Nadie me creería Pedrito, era imposible.
-
Yo sí, yo si abuelito, ¿Quién era?
-
Pedrito, era…
-
Pedrito, hijo con quién estás hablando.
-
Hola papá
-
Hijo, ¿con quién hablas?
-
Con el abuelo.
-
¿Con el abuelo?
-
Si, el abuelo está aquí sentado papá.
-
El abuelo, ¿Pero?
-
Acaso ¿Tu No lo ves?
-No
te creerán - una vos se escucha en la habitación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario