martes, 29 de diciembre de 2020

LA VISITA

 

El miedo más grande que inunda la mete,

es aquél que susurra a tus oídos y es inadmisibles a tus ojos

Autor@ desconocid@

 

 

12 de septiembre de 1973, había sido el día más traumatizante que me ha tocado enfrentar, mi hermano mayor tenía 18 años y cursaba 1er año de la carrera de Derecho cuando fue secuestrado por un grupo de alrededor de 10 militares armados y con pasamontañas. Y todo esto ocurrió delante de nosotros, mi mamá gritaba y suplicaba por favor que no se lo llevaran y que no le siguieran pegando a mi papá, el cual quedó inconsciente de tanto golpe, yo mirando todo lo que ocurría, solo tenía 10 años, no podía hacer nada.

Al pasar los días una vecina le aviso a mi mamá que mi hermano estaba de detenido en el estadio nacional, y llorando dice: que estaba muy grave y se lo quieren llevar a Parral.

Mi papá y mi mamá fueron a ese lugar para ver si le entregarían a su hijo, o dejar verlo, o saber del, pero nadie decía nada, y así pasaron días, semanas y meses, mis padres siempre lo buscaron y tenían la esperanza de volverlo a ver.

Pero lo que realmente me cambio mi vida para siempre fue lo que ocurriría a aquella noche, llegué a casa agotado después de jugar a la pelota con mis amigos, vi una nota encima de la mesa del comedor que decía “Andamos donde tus tíos, llegaremos tarde”. Comí algo, me duché, subí a mi dormitorio y me metí a la cama a dormir. De madrugada, sentí un ruido que hizo que despertara asustado.

- ¡Mamá eres tú!, ¡papá eres tú! - nadie respondió - ¡mamá! ¡papá! – nada - ¡quién anda ahí! - tuve la sensación de que algo o alguien había pasado por encima de mi cama, pensé que puede ser el perro que entro en la casa - ¡Bobby! eres tú - el perro estaba fijamente sentado sobre sus patas traseras mirando desde afuera de mi ventana. Algo sonó al otro lado de la puerta de mi habitación - ¿Quién anda? ¿Quién anda ahí? - pregunte, camine hacia la puerta tenía la sensación de que lo que provocaba ese sonido hacía lo mismo al otro lado justo antes de acercarme a la puerta, el sonido cesó el silencio era sobrecogedor, muy despacio abrí la puerta, no había nadie, pero sentí un olor fuerte a humedad y una brisa helada que rozo suavemente en mi mejilla deslizándose muy despacio a través de mi cuello y espalda, estaba totalmente paralizado había algo allí conmigo, pero no podía verlo a mis espaldas, se sentían pasos en mi pieza, que caminaban hacia la cama de mi hermano desaparecido ya hace 6 meses, el cubrecama se hundió como si alguien se posara sobre ella. Bobby empezó a ladrar desde afuera como queriéndome advertir de la presencia de un extraño, aquel sonido justo detrás de mí era evidente que alguien más estaba conmigo en aquella habitación, el olor a humedad era cada vez más fuerte y la temperatura bajó bruscamente, un temblor incontrolable recorría todo mi cuerpo, comencé a girar, muy lentamente hasta que pude ver quien estaba sentado sobre mi cama - no puede ser, no puede ser - no podía creer lo que veían mis ojos.

- ¿Quién era abuelo?, ¿Quién estaba en la cama?

- Nadie me creería Pedrito, era imposible.

- Yo sí, yo si abuelito, ¿Quién era?

- Pedrito, era…

- Pedrito, hijo con quién estás hablando.

- Hola papá

- Hijo, ¿con quién hablas?

- Con el abuelo.

- ¿Con el abuelo?

- Si, el abuelo está aquí sentado papá.

- El abuelo, ¿Pero?

- Acaso ¿Tu No lo ves?

-No te creerán - una vos se escucha en la habitación.

LA VISITA

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